Rodrigo Corrales: «Ojalá en un futuro vez venga más gente de Galicia con la selección»

David Cofán Mazás
David Cofán A ESTRADA / LA VOZ

DEZA

miguel souto

Es el anfitrión en la eliminatoria contra Serbia para acudir al Mundial que se disputa esta noche en Lalín

08 may 2024 . Actualizado a las 17:27 h.

Rodrigo Corrales (Cangas, 1991) nos atiende en la recepción del hotel Norat Torre do Deza, donde se encuentran concentrados los Hispanos para el partido de esta noche frente a Serbia (21.00 horas, Teledeporte), clasificatorio para el Campeonato del Mundo del 2025. Se le ve sonriente, feliz e ilusionado por representar al balonmano gallego en esta cita tan importante que tendrá su segunda parte el domingo en Novi Sad, esperemos, con la clasificación para el Mundial. Aunque no ha pasado buena noche por unos problemas gástricos y ha tenido que ausentarse de la sesión de gimnasio de la mañana, asegura estar en perfectas condiciones. Bromea con que no ha sido culpa de un cocido, no sin antes mostrar su agradecimiento por la respuesta de la afición lalinense, que se ha volcado con este partido tan importante.

—En el primer entrenamiento y viendo la ilusión de los niños, la verdad es que es muy agradable. Jugamos para la gente y ver que está vivo, que hay tantos niños que tienen ganas de vernos nos motiva. Estamos en tierra de balonmano.

—Imagino que no será la primera vez que juega en Lalín.

—Jugué durante muchos años, hasta los cadetes, pero no en el nuevo pabellón. Las instalaciones son muy chulas. No solo en Lalín como ciudad, en toda la comarca de Deza se vive el balonmano y es muy bueno que puedan disponer de unas instalaciones así.

—¿Qué recuerdos tiene de esos partidos?

—Recuerdo que siempre eran duros. Ellos tenían muy buen equipo, siempre estábamos ahí cuando jugábamos, teníamos resultados igualados. También jugué un campeonato gallego, son muchos recuerdos, veníamos casi todos los años.

—Es el único representante gallego, todos los focos están en usted. ¿Cómo lleva ese protagonismo?

—Es muy especial porque juego en casa después de mucho tiempo, no estábamos en Galicia desde la preparación de los Juegos Olímpicos (2021) y este es un partido oficial, contra Serbia, una muy buena selección. Necesitaremos a la gente. Me hubiera gustado que estuviesen más gallegos. Por ejemplo, aquí en Lalín, es una pena que no esté Pablo Cacheda, que era un jugador que hubiese llegado a la selección. Es bonito compartirlo con alguien de tu tierra, sobretodo por la cantidad de niños que juegan, por la base que hay. Ojalá en un futuro cada vez venga más gente de Galicia. Pero sin duda es un orgullo representar a Galicia, a Cangas y a la base del balonmano gallego. Hace muchos años que me fui, pero me siento uno más.

—¿Cómo llegan al clasificatorio en un momento de tanto desgaste con los clubes?

—Es muy difícil tanto física como mentalmente porque, primero, tuvimos la clasificación para los Juegos, que es un torneo que te exige mucho. Luego vas con el club y te juegas la temporada en estos partidos. Hay gente que jugó el domingo, el sábado, partidos entre semana... Pero es una clasificación para un Mundial y todo el mundo quiere estar. Sabemos que si no sacamos un buen resultado aquí, en Serbia será muy complicado.

—¿Encaran la eliminatoria más aliviados tras clasificarse para los Juegos Olímpicos?

—Obviamente eso relaja y da confianza en el proyecto, no solo de la absoluta, sino en el entorno de la Federación y para trabajar en la base. Cuando se hacen los ciclos olímpicos ese es el mayor objetivo, pero estamos muy centrados en preparar el partido y sacar un buen resultado en Lalín y el domingo en Serbia.

—¿Con qué resultado irían tranquilos a Novi Sad?

—Tranquilos es difícil decirlo, es un sitio complicado. Selecciones de nuestro nivel han perdido allí. Lo primero es ganar y tener buenas sensaciones, que nos permita creer que allí lo vamos a poder hacer también. No será fácil porque Serbia en este tipo de partidos ha sacado buenos resultados.

—Tiene un palmarés impresionante: dos oros y una plata en campeonatos de Europa, dos bronces en el Mundial, uno en los Juegos de Tokio... ¿Cómo mantiene la ambición?

—Todos la mantenemos porque sabemos que estamos en un grupo que lo puede hacer. En cualquier competición sabemos que vamos a tener nuestras posibilidades. Lo frustrante sería ir y que nunca puedas tener esa recompensa. Somos conscientes de que a través del trabajo, la disciplina y el estar concentrados en los torneos podemos estar ahí arriba. Eso alimenta el hambre de querer ganar.